miércoles, 17 de junio de 2015

DIARIO DE VIAJE. CAPÍTULO IV: SÁBADO EN BRUSELAS

El viernes regresamos tarde de Gante. Habíamos pasado un día estupendo visitando esa preciosa ciudad y, aunque el cansancio estaba presente, decidimos dar una vuelta por Bruselas y dejarnos caer por la famosa cervecería Delirium Tremens, que tiene el récord Guinness en variedades de cerveza.

Es un sitio recomendado en todas las guías turísticas de la ciudad para los amantes de la cerveza porque es uno de los pocos sitios en el mundo donde se pueden encontrar tantos tipos diferentes de esta bebida. Además, es un sitio pintoresco y muy animado. El local tiene planta baja, planta superior y sótano donde destacan el mobiliario de madera y la decoración del techo. En el sótano las mesas son barriles de madera. Es un sitio frecuentado básicamente por turistas, gente que reside en la ciudad por trabajo y belgas amantes de la cerveza porque este local es el paraíso de los cerveceros. 

El techo del Delirium Tremens

Bajamos al sótano porque la planta baja y la planta superior estaban llenas. En el sótano también había mucha gente. Conocimos a algunos españoles que estaban viviendo en Bruselas por trabajo y nos hablaron un poco de su vida en la ciudad. Además, nos sugirieron probar unas cervezas que estaban buenísimas. La mitad nos recomendó ir a Lovaina y la otra mitad ir a Amberes. Al final decidimos que el domingo iríamos a Amberes. Creo que acertamos con la decisión porque nos encantó la ciudad pero ya os lo contaré en el siguiente post. 

Después de dejar el Delirium nos fuimos a dormir porque al día siguiente nos esperaba una ruta bastante intensa por Bruselas. Como curiosidad os diré que justo en el callejón donde está el Delirium se encuentra la Jeanneke Pis, réplica femenina del Manneken Pis más conocido como el niño meón.

Lo primero que hicimos el sábado fue visitar el Atomium, símbolo de Bruselas que fue creado para la Exposición Universal de Bruselas de 1958. Esta zona está bastante alejada del centro y hay que hacer tres transbordos de metro para llegar allí. Es uno de los puntos de interés turístico porque es uno de los símbolos de la ciudad  pero se pierde mucho tiempo en ir a verlo. El día amaneció bastante nublado pero tuvimos la suerte de que no lloviera en todo el día.

Atomium

Hicimos unas cuantas fotos y quisimos acercarnos a la zona de los pabellones donde se celebró la Expo porque me enteré de que en el pabellón chino había unas casas idénticas a las que puedes encontrar en China pero resulta que estaban muy lejos y decidimos volver al metro para desplazarnos al centro de Bruselas y aprovechar el día visitando la ciudad. Bajamos en la estación del parque de Bruselas que está al lado del Palacio Real y de la zona de los museos. Este parque no es el más bonito de Bruselas. Hay otros que me gustaron más pero siempre es un placer encontrar un espacio verde en una ciudad.

Parque de Bruselas, con el Palacio de Justicia al fondo. 

El Palacio Real es muy bonito. En realidad toda esa zona es preciosa. Es la parte alta de la ciudad. Justo al lado del Palacio Real está la zona de los museos y a continuación se llega al barrio de Sablon donde se encuentra el Palacio de Justicia. Todo esto se puede recorrer en un agradable paseo. En el parque conocimos a Yin, una chica de China que estaba viajando sola por Europa y que se unió a nosotras para recorrer esa zona.

Palacio Real

Otra perspectiva del Palacio Real. Al fondo, a la derecha, asoma el Palacio de Justicia a lo lejos. 

El edificio de la derecha es el MIM (Museo de Instrumentos Musicales). 

Me encantó el edificio del museo, de estilo art-decó. Hay muchos edificios de este estilo en Bruselas. Se puede seguir, de hecho, la ruta art-decó. Enfrente se encuentra el museo de Bellas Artes. Y a continuación encontramos uno de los miradores más fotografiados de la ciudad: el Mont des Arts. Desde allí se puede apreciar la Grand Place y la Catedral de Bruselas y se pueden tener algunas de las vistas más bonitas de la ciudad. 

Mont des Arts

Desde allí nos adentramos en el barrio del Sablon, uno de mis barrios favoritos de Bruselas. Este barrio concentra las tiendas más exquisitas. Allí pudimos visitar la Iglesia de Notre Dame du Sablón y el Palacio de Justicia. El interior me pareció impresionante. 

Justo al lado de la Iglesia había un mercadillo de antigüedades que ponen todos los sábados. Allí nos despedimos de nuestra amiga Yin porque necesitábamos parar para comer algo y ella decidió continuar su camino. Nosotras comimos en Le Perroquet, un restaurante de estilo art-decó que me encantó y que tenía un ambiente muy desenfadado y juvenil. La comida estaba deliciosa. Pedimos una ensalada completísima pero por lo que destaca este sitio es por sus diferentes panes de pita con diferentes salsas. Todas las pitas que probamos estaban deliciosas. Es un sitio frecuentado en su mayoría por locales.

Le Perroquet, en el barrio del Sablon

Un parque enfrente de Notre Dame du Sablon que me gustó

Notre Dame du Sablon

Interior del Palacio de Justicia























Vistas desde el Palacio de Justicia

Justo en esta plaza y al lado del Palacio de Justicia hay un ascensor por el que se desciende al barrio de les Marolles situado en la parte baja de la ciudad. Este barrio también me gustó mucho. Hay muchas tiendas curiosas y paseando por este barrio de calles empinadas volvimos a aparecer en el Barrio del Sablon. 

Ascensor por el que se desciende al barrio de les Marolles

Esta foto la hice cuando volvíamos hacía el barrio del Sablon

De camino hice una parada en una de las mejores tiendas de esta zona y de Bélgica. Se trata de la tienda de galletas de Maison Dandoy. Allí compré las típicas galletas Speculoos. Están deliciosas. 

Escaparate de la Maison Dandoy

Y volvimos a aparecer en la plaza Petit Sablon junto a la Iglesia de Notre Dame du Sablon

Decidimos terminar la tarde callejeando por un barrio que hay junto a la Grand Place. En esas calles encontramos el rinconcito donde se encuentra el Manneken Pis. El niño meón acapara la atención de todos los turistas que quieren hacerse un selfie con la pequeña estatua del niño. Ese día no le habían puesto ninguno de los trajes que por lo visto tiene a su disposición. Durante nuestro paseo por la zona nos fuimos encontrando con murales con imágenes de cómics. Hay una ruta del cómic por esa zona. También hay un museo dedicado al cómic en la ciudad. Se nota que Bruselas es cuna del cómic. 

Pero lo que más me gustó fue la tienda de gauffres que hay justo enfrente del Manneken Pis. Yo decidí merendar uno que llevaba chocolate, nata y fresas. No puedo expresar con palabras lo bueno que estaba. Apenas duró en mis manos. De camino a esta zona nos cruzamos con un grupo de belgas disfrazados de zombie. Por lo visto era el día del zombie, jeje. 

Manneken Pis

Mmmm....sobran las palabras

 Mural de Tintín

Otro de los murales de la ruta del cómic que vimos de camino a la Grand Place

Y para poner el broche de oro al día cenamos las típicas moules frites en la rue des Bouchers como cualquier turista que se precie. Ya os hablé en el primer capítulo de este diario de los restaurantes de esta zona. Tienen un ambiente muy acogedor y elegante. Además, son los ideales para disfrutar del plato estrella junto a una buena chimenea. Las moules frites son mejillones con patatas. No puedes irte de Bruselas sin probar las moules frites, los gauffres, los bombones y la cerveza. Es lo que hay. 

Y para rematar la noche tomamos unas cervezas negras en un pub frecuentado por belgas donde pudimos disfrutar de una actuación de música en directo. ¿Se puede pedir más?


Espero que os hayan gustado las fotos que hice. Yo disfruté mucho haciéndolas. Para no perder la costumbre de terminar con música os dejo con Héroes de Mäns Zelmerlöw, la canción ganadora de Eurovisión. 

À bientöt!!!

                                              

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